sábado, 18 de octubre de 2014

LAS VALLAS DE CEUTA Y MELILLA



La valla más grande de la historia la construyeron los chinos. Y es que daban una lata los vecinos, bárbaros incontrolados, que se dijeron, venga, que no pase nadie más… Y les salió una de las siete maravillas del mundo. No era una idea nueva, que de eso ya sabían los hombres desde las primeras ciudades. Siete metros de alto, cinco de ancho y veintidós mil kilómetros de largo… Y para que fuera resistente, la piedra. ¡Qué brutos…! Qué desconsideración hacia los humanos que no estaban dentro… ¿Y qué hizo Adriano? Otra valla en piedra para que los celtas dejaran de importunar al Imperio. Mucho más cortita, de solo ciento diecisiete kilómetros con cuatro metros de ancho y cinco de alto. Y no se la saltaba un gitano. Y los soviéticos del este alzaron en cemento cuarenta y cinco kilómetros de muro en Berlín, para de la contaminación fascista. Y las  vallas, trincheras y muros de hasta ocho metros entre Palestina e Israel  aún están en construcción. Y algunos catalanes estarían dispuestos a destruir el bienestar, para construir otro con una valla que los separe de la peste de la otra España.
         Las de Ceuta y Melilla, tan artificiales  como el resto de las fronteras del mundo, de ocho y doce kilómetros respectivamente, son límite, sin racionalidad alguna, de Europa y África. A ver quién lo entiende.  Ciudades africanas son europeas, y enclaves españoles son ingleses, y territorios como Andorra son, sin necesidad de valla, independientes porque les viene que ni de perlas a los rateros de guante blanco para que nadie les tosa. Y vienen los bien-pensantes y la arman porque unos subsaharianos han tocado o no la raya, y los han devuelto. Como en el juego de la oca. Del laberinto al treinta. La razón de la sinrazón.

         Nadie elige el lugar de origen. Somos noruegos, marroquíes o malayos porque nos toca. Las fronteras ya están trazadas cuando abrimos los ojos, y luego los políticos esquilman nuestros bienes y nos dan un champú diario en el cerebro  y un pinchazo en vena para infiltrar la nacionalidad andaluza o la vasca. Ser canadiense o francés es una garantía de futuro. Miles de madres andaluzas o extremeñas desearían que sus hijos hicieran carrera en Inglaterra o en Estados Unidos para garantizar su futuro, pero están mejor preparados para ser inútiles desempleados con carrera en Sevilla o Badajoz. Ser noruego antes de la riqueza petrolífera, un desastre, después un bien inestimable. Vivir del turismo en Canarias, un enorme bien para los de arriba. Enriquecer las islas con el petróleo, una catástrofe ecológica. Ser subsahariano o pakistaní, un miserable destino. Pero si nace subsahariano y logra atravesar el desierto, instalarse en Marruecos y encaramarse a la valla de Melilla, se gana el beneplácito de los sabios o los listillos, que viene a ser lo mismo, aunque los listillos no tengan más solución que la de la misericordia. Los que nos llegan por la valla son los machos alfa, los que tienen agallas, los viejos, mujeres y niños se quedan y si mueren asfixiado por dictadores centroafricanos parece importar mucho menos. Las muertes en África no salen en los periódicos, los heridos en la ciudades africanas de Ceuta y Melilla, sí… Qjuien nace en la Bielorrusia, no tiene derecho a salir porque les ha tocado al último dictador de Europa y ha cerrado las fronteras. Ni siquiera por Polonia, que está al lado, puede darse un paseo. Prohibido abandonar el país. Algunos consiguen escaparse, pero a qué precio… Y tampoco a millones de rusos asiáticos a quienes les encantaría instalarse en Europa. ¡Qué desastre hemos creado los hombres. No me creo que no sea posible borrar todas las murallas, vallas, muros, muretes y líneas para que toda persona pueda instalarse allí donde desee, que cada familia se instale allí donde crea que sus hijos tienen más despejado el futuro. La decisión ha de ser global,  inequívoca, uniforme, libre y universal, aunque se inicie con decisiones unilaterales de los países. Y dejémonos de oír a tiquismiquis que piensan que su pensamiento es el mejor del mundo y hay que ir de oca a oca y tiro porque me toca. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario